Lo que dio lugar a la victoria del actual gobierno fue el hastío hacia el saqueo, falto de comprobar en términos reales, de parte de la administración del PLD.
Además la división del partido morado, ayudó a que el PRM y Luis Abinader llegasen al poder.
Quizás no comprender este marco de circunstancias es lo que crea una estela de falsedad en los planteamientos de la victoria.
Es dable decir que una parte de la votación del tres (3) veces presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández, emitió el sufragio a favor de Luis Abinader, con la finalidad de provocar la derrota del PLD en primera vuelta.
Esto también tuvo como propósito evitar que en una segunda vuelta Fernández se viese en la obligación de sacar a sus excompañeros del tren estatal, levantando la mano de Abinader.
Lo que intento explicar es que el gobierno carece de legitimidad real. Aunque obtuvo un 52%, una parte de ese 52% fue completado por los votos de Leonel Fernández y otra por los aliados al PRM, a los cuales según dicen las malas lenguas no se le ha cumplido lo pactado.
Además recordemos que cerca de la mitad de la población dejó se votar, por lo que realmente el Presidente y su partido ganaron con cerca del 28% de los hábiles para emitir el dictamen.
Me explico: Luis Abinader obtuvo 2 millones 154 mil 876 votos de un padrón de electores de 7 millones 529 mil votantes. La abstención fue de un 45%, por lo que el porcentaje real del partido de gobierno es 28.6%.
A esto tenemos que sumarle que las prácticas, hasta ahora llevadas a cabo por funcionarios del actual gobierno, no distan mucho de las anteriores. Se han modificado leyes para acomodar una persona, se ha otorgado contratos sin licitación a cercanos, no existen planes claros a corto plazo para solucionar males ciudadanos., etc…
Por eso se siente en el ambiente un trayecto hacia lo igual. Un camino hacia el cambio de la nada, procurando que todo aparente distinguirse pero que en su esencia es lo mismo que antes.
Al final seremos testigos de la declamación de las excusas, como el cuento del mal gerente que leyó las dos cartas que le dejó el anterior. En la primera le echó la culpa al que se fue y en la segunda, le pidieron que renuncie pues no solucionaba nada diciendo que los que se fueron dejaron todo mal.