Cerca de 50 mil desplazados del devastador terremoto de 2010 viven hoy en campos de refugiados y sin acceso a los servicios básicos, denunció una organización haitiana de derechos humanos.
La Red Nacional en Defensa de los Derechos Humanos (Rnddh) identificó 26 sitios de este tipo, la amplia mayoría ubicados en el departamento Oeste, la región más afectada por el sismo de siete en la escala de Richetr que sacudió la capital hace 11 años.
Miembros de la organización visitaron 21 de estas áreas y comprobaron que en el 72 por ciento los refugios se encuentran en malas condiciones, un 24 por ciento están regulares y un cuatro por ciento en buen estado.
El informe reveló, además, que solo el 19 por ciento son abastecidos con agua potable de la empresa estatal, mientras la mayoría carece de servicios sanitarios, y la presencia policial resulta escasa, por lo que los habitantes de estas comunidades se enfrentan a múltiples actos de violencia.
El terremoto de 2010 cobró la vida de unas 300 mil personas, y causó lesiones en una cifra similar.
Más de 1,5 millones perdieron sus hogares y se desplomaron los principales edificios históricos y políticos, como el Palacio Nacional, la catedral de Puerto Príncipe, el Parlamento o la Corte Suprema. Aún no se reconstruyeron.
Un elevado por ciento de la ayuda multimillonaria que recibió Haití tras el sismo, regresó a sus países de origen, principalmente Estados Unidos, través de las mismas organizaciones internacionales que lo gestionaron, a lo que se suman los casos de corrupción.
Once años después el país aún sufre las secuelas del terremoto y su población se empobreció en la última década, que también fue implacable con otros fenómenos meteorológicos como huracanes, intensas lluvias y sequía prolongada.