Por BIENVENIDO SEGURA
Las bancas de apuestas y de loterías, junto a las máquinas tragamonedas, proliferan sin control ante la mirada indiferente de las autoridades gubernamentales responsables.
La Encuesta Nacional de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas 2022-2023, dada a conocer por el Banco Central y el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes, revela que en República Dominicana operan 56,933 bancas de apuestas, sin contar el subregistro y la inmensa cantidad que funcionan de manera ambulatoria.
De acuerdo al citado estudio, en el país funciona una banca de apuestas o de lotería por cada 850 metros, lo que significa, que el territorio de RD está “cundío” de negocios donde se practican juegos de azar.
Esa es la razón por las que los centros educativos están flanqueados por bancas de apuestas y loterías. Esto incluye también, a las famosas máquinas tragamonedas que operan en bodegas, colmados, colmadones y algunos lugares de diversión.
Otros informes señalan que estos negocios tienen una expansión anual de aproximadamente 30%, lo que significa que las bancas “crecen como la verdolaga”.
Los altos niveles de pobreza provocan necesidades materiales que la gente quiere satisfacer de la manera más fácil, por esa razón y equivocados, se atreven a invertir en los juegos de azar una buena parte del dinero que consiguen.
La proliferación desorganizada y sin regulación de bancas de loterías y de apuestas trae consigo altas dosis de corrupción, adicciones, evasiones, tráfico de influencias y una amplia estela de aberraciones, vicios, delitos y crímenes conexos.
No se pueden obviar los vínculos del negocio con el poder político, al cual acceden por ser grandes financiadores de candidatos presidenciales, congresuales y municipales.
Muchos de sus propietarios logran puestos electivos en las cámaras legislativas y en los ayuntamientos, influyen en instancias judiciales y hasta llegan a convertirse en líderes sociales.
Los centros educativos no pueden seguir rodeados de bancas de apuestas y loterías. Ya niños y adolescentes, a la entrada y a la salida de escuelas y colegios, ven a estos establecimientos de juegos de azar como parte del sistema educativo.
El Ministerio de Educación y las instituciones gubernamentales responsables de regular estos negocios, deben poner coto a esa situación y reubicarlos en lugares alejados de la zona escolar, porque de lo contrario, en el futuro, tendremos una sociedad de ludópatas.