Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ Sergia Acosta y su hija Ana María Martínez, de 76 y 58 años de edad quienes eran inseparables fueron asesinadas a puñaladas el sábado en el apartamento donde vivía la progenitora en el edificio 1060 de la calle Main en la ciudad de Worcester en Massachusetts.
La policía dijo ayer lunes que está buscando al ex convicto fugitivo William Rodríguez a quien los investigadores clasifican como “persona de interés” para ser investigado sobre el doble homicidio.
Hasta el momento, Rodríguez no ha sido acusado formalmente pero la uniformada cree que él fue quien mató a ambas mujeres.
La familia de las víctimas también cree que Rodríguez, condenado a entre 20 y 10 años de cárcel en octubre 2007 por el asesinato de su ex esposa fue quien mató a las dominicanas.
La nieta de Acosta y sobrina de Martínez, Génesis Berríos dijo que el prófugo estaba enamorado de su tía, pero ella lo rechazaba lo que pudo haber sido el motivo de los asesinatos.
El homicida usó un cuchillo que la policía encontró en el apartamento. La nieta añadió que al parecer, Acosta intervino para tratar de impedir que el asesino matara a su hija, pero el sujeto las apuñaló a las dos múltiples veces.
Las dos, fueron declaradas muertas en la escena donde murieron por las heridas de las estocadas mortales que recibieron.
La policía dice que Rodríguez, de 59 años, apuñaló a muerte a las mujeres el sábado por la tarde después de una discusión con Martínez y es buscado con una orden de arresto por una orden judicial que lo acusa de asalto a mano armada con fines de asesinato en otro caso no relacionado con los homicidios de las dominicanas, según los registros judiciales.
Berrios y su madre, Desiré Berrios, hija de Acosta y hermana de Martínez encontraron a las víctimas muertas en el apartamento el sábado en la tarde.
“Estamos tratando de hacer lo mejor que podemos para mantenernos unidos como familia”, dijo Berrios, de 28 años. “Solo esperamos que atrapen a este tipo lo antes posible.
“Queremos que este hombre esté tras las rejas para que se haga justicia y nunca más vuelva a lastimar a alguien de esta manera”, añadió la nieta y sobrina.
El edificio es uno de los dos complejos habitacionales cuyos apartamentos están destinados para personas mayores y son administrados por la Autoridad de Vivienda de Worcester.
Acosta había vivido en el edificio durante 20 años, según su nieta Berríos, mudándose allí poco después de emigrar a Estados Unidos desde República Dominicana, donde nació.
Desde 2022 su hija mayor, Ana María Martínez, ha sido la cuidadora de la mujer de 76 años. Berríos elogió la devoción de Martínez para atender a Acosta.
“Ella estaba allí todos los días, de domingo a sábado”, dijo Berrios. “Incluso si se iba de vacaciones, se llevaba a mi abuela con ella.
“Estaban unidas por la cadera”, relató la nieta. Acosta tenía ocho bisnietos, dos de las hijas de Berríos.
“Era una mujer muy extrovertida que cuidaba y amaba a sus hijos, nietos y bisnietos con toda su alma”, añadió Berrios. “Me llamaba todos los días y me preguntaba por mis hijas, pidiéndome que las trajera”.
Dijo que es desgarrador pensar que cada vez que pasaba por los edificios, sus pequeños le pedían ver a su abuela y a su tía, tía abuela.
Narró que ella y su madre habían intentado comunicarse con las mujeres toda la mañana del sábado ya que habían planeado ir a una fiesta por la tarde.
Pero al no obtener respuesta, decidieron ir a revisar el apartamento de Acosta. Dijo que su madre fue la primera en entrar al apartamento en el noveno piso.
“Tan pronto como la escuché gritar y caer al suelo, supe que no estaba bien”, dijo Berríos. Las mujeres hicieron una llamada al 911 a la 1:00 de la tarde del sábado.
Acosta y Martínez fueron declaradas muertas poco después de que llegaran los paramédicos.
Berrios dijo que su madre está devastada.
Añadió que la familia se enteró de que Martínez había formado una relación con Rodríguez y que ella había tratado de ponerle fin.
Berrios está convencida de que su abuela intervino cuando su hija fue atacada y describió cortes en sus brazos que, según ella, indicaban que había tratado de defenderse del atacante.
“Todos sabíamos que Ana era su favorita”, dijo Berrios. “Pero lo habría hecho por cualquiera de sus hijos, cualquiera de sus nietos y por alguno de sus bisnietos”.
El fugitivo cuya última dirección conocida es el edificio 40 de la calle Belmont en Worcester, había cumplido una pena de cárcel por el asesinato de su ex esposa, Carmen L. Rodríguez de lo que se declaró culpable.
Después de asesinar en 2004 a su esposa se declaró culpable de homicidio y fue sentenciado a entre 15 y 20 años de prisión en 2007, recordó el ´periódico local Telegram & Gazette de Worcester.
Rodríguez y su ex esposa Carmen L. Rodríguez, entonces de 34 años, trabajaban en un hotel de la calle Plantation.
«Como familia, realmente queremos que atrapen a este hombre», dijo Berrios. «Él le hizo lo mismo en 2004 a su esposa, la madre de sus tres hijos. Nuestro temor es que pueda hacerle lo mismo a otra familia, queremos que este hombre esté tras las rejas para que se haga justicia y nunca más vuelva a lastimar a alguien de esta manera”.
La policía de Worcester alertó el domingo que a Rodríguez se le considera peligroso y está armado.
Es descrito como de raza hispana midiendo 6 pies y 2 pulgadas de alto, 180 libras de peso, con cabello gris y ojos marrones, cabello gris y ojos marrones.
Los detalles de la policía sobre los asesinatos fueron escasos, pero las autoridades lo están calificando de incidente doméstico.
«Este hombre conocía a mi abuela porque su papá vivía en el edificio donde ella vivía y por ahí fue también que conocía a mi tía», dijo Berrios.
«Nosotros solo queremos que él se entregue porque nosotros lo perdonamos, la justicia divina es más grande. Ya lo hizo una vez, él está acostumbrado, que Dios tenga misericordia de él», dijo Johanna Reyes Acosta, parienta de las víctimas.
Berrios tiene la certeza de que el hombre es el responsable por sus muertes, ella asegura que Rodríguez reaccionó de tal forma, porque su tía, se negó a tener algo con él, que no fuera una relación amistosa.
“Si no lo meten a la cárcel, va seguir haciendo esto ya van dos familias destruidas ¿cuántas más familias necesitamos que tengan un dolor así?, cuestionó Berrios.
El Telegram & Gazette informó en su momento que Rodríguez inicialmente había sido acusado de asesinato en primer grado por la muerte a puñaladas en 2004 de de su ex esposa.
La víctima había presentado una orden de alejamiento contra su marido alegando que Rodríguez la había amenazado con matarla porque no quería estar con él.
Fue asesinada 12 días después en la cocina del hotel Beechwood, donde ambos trabajaban.
La fiscalía del distrito dijo el lunes que Rodríguez fue puesto en libertad condicional el 7 de junio de 2019.