El Día Internacional de la mujer se celebra desde el 1910, cuando fue instaurado en el Segundo Encuentro Internacional Socialista de Mujeres, efectuado en Copenhague, Dinamarca. Se fijó el día 8 de marzo, con la idea de que este festejo sirviera para reivindicar los derechos de todas las mujeres, principalmente el derecho al voto. Al mismo tiempo se celebra en esta fecha, los derechos conquistados por las mujeres en todos los ámbitos y conmemora la larga historia de luchas y sacrificios para conseguirlos.
Hasta el Siglo XIX la realidad práctica establecía que nacer mujer era considerado un lastre social, lo que dio lugar a una serie de luchas de las mujeres en diferentes partes del mundo, en procura de alcanzar su participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona, así como la deseada igualdad real y efectiva de derechos entre hombres y mujeres.
En cuanto al origen de esta celebración, sea cuenta que se adoptó en honor a las 129 mujeres que murieron en la fábrica textil en que trabajaban en Estados Unidos en 1908, cuando el empresario, ante la huelga de las trabajadoras, prendió fuego a la empresa con todas las mujeres dentro. Ésta es la versión más aceptada sobre los orígenes de la celebración del 8 de marzo como Día Internacional de las Mujeres.
En esa misma leyenda se relata que las telas sobre las que estaban trabajando las obreras eran de color violeta. Algunas versiones aseguran que era el humo que salía de la fábrica el que tenía ese color y que se le podía ver a varios kilómetros de distancia. De ahí la adopción de la fecha y el color, como distintivos de la celebración, que son compartidos por las feministas de todo el mundo.
No fue, sin embargo, hasta 1975 cuando la ONU empezó a conmemorar el Día Internacional de la Mujer y fue apenas en 1977, cuando fue proclamado por su Asamblea, acogiendo los reclamos de principios del siglo XX de las mujeres reclamando el derecho al voto, mejores condiciones de trabajo y la igualdad entre los sexos.
Nueva Zelanda fue el primer país en permitir votar a las mujeres, en 1893. En nuestro país, acogiendo los reclamos feministas en el mundo, se organizó el «Voto Ensayo» de la mujer dominicana en el año 1934. Para entonces, sufragaron unas 96,242 mujeres, impulsadas por el reclamo del derecho al voto feminista de la época, que fue encabezado vigorosamente por la poetisa Abigaíl Mejía, quien fue profesora de mi madre y, a su vez, madre de mi amigo fallecido, el poeta Abel Fernández Mejía.
Pero no fue sino hasta la Asamblea Revisora de la Constitución, celebrada el 10 de enero del año 1942, cuando fue promulgada la Constitución, que asignó a este derecho la categoría de constitucional, y el 16 de mayo de ese mismo año, se estrenó el voto femenino en unas elecciones con la concurrencia masiva de las mujeres a las urnas.
Han transcurrido muchos años de lucha feminista en todo el mundo y, a decir verdad, todavía no se ha logrado del todo la anhelada igualdad entre los sexos, tan buscada por las mujeres y favorecida por los hombres conscientes. Creo, sin embargo, que ese logro en nuestro país, no será el resultado de las luchas feministas, propiamente dicho, sino que más bien se experimentará de manera natural como producto de que la población universitaria femenina supera con mucho la masculina en la mayoría de las carreras universitarias.
En consecuencia será la instrucción universitaria y la capacitación en diferentes áreas técnicas al más alto nivel, lo que abrirá por completo las puertas preferenciales a las mujeres para ocupar las posiciones más relevantes en todas las esferas de la sociedad. Para comprobarlo solo será necesario esperar unos cuantos años.
¡Felicidades en su día a las valiosas mujeres de todo el mundo, y en especial a las dominicanas!
